LA ECOLOGÍA DEL BIEN

Vivimos un momento en el que la fragilidad y la volatilidad en las relaciones humanas ha llevado a formular la necesidad de una «emergencia afectiva», que sane las heridas del corazón y ayude a alcanzar la madurez.

Escucho. Leo. Percibo. Miro. Observo. Y veo a la gente sufrir. El otro día estaba con una amiga y me decía «mi vida es un fracaso». ¿Fracaso? Y una cosa que me salió de dentro fue decirle: ¿Sabes a la cantidad de gente que has ayudado? ¿Sabes cuánta gente te quiere y tú la quieres? El amor es el triunfo, no el éxito. Y recuerdo la frase de Dickens: «Nadie es inútil en este mundo si es capaz de aligerar la carga del otro».

El mayor dolor es no sentirse amado por la familia tal y como eres. De ahí vienen los grandes males afectivos. La familia debe ser el lugar de acogida, no de juicio. Cuando los niños se sienten abandonados por los padres, o presionados a agradarles de una manera concreta, crecen inseguros y la vida cobra un alto precio porque quién no ha sido amado no sabe amar. Amar, no como sentimiento, sino como un acto libre de la voluntad de querer lo mejor para el otro.

Entonces buscamos»el amor» en sitios equivocados: placer, dinero, sexo, drogas, alcohol, afectos torcidos y manipuladores o manipulados. Hemos buscado en la fuente inadecuada.

Se ve en el valor de la persona: cuando un bebé no conviene, me lo cargo; cuando un enfermo me provoca rechazo, fuera; cuando una persona mayor, que ha dado todo por ti, enferma o se hace dependiente, también me lo cargo. Una cosificación de las personas: TREMENDO. Esto es lo contrario al amor.

Calificar a las personas no por lo que son, sino por si «sirven» o no y ¿según quién?¿Quién marca los límites de la utilidad? Personas que no tienen corazón porque quizá nadie los ha amado y viven amargados en su dolor.

Joven: no podrás amar y formar tu familia si primero no «arreglas tu corazón». Emergencia afectiva de que hablábamos al principio. Recolocar. Sanar heridas. Y luego abrir tu corazón para amar de verdad y en libertad. Y enseñar a los demás a amar y ayudarles a sanar el corazón.

Sanar el corazón no es el libertinaje de «siente lo que quieras«, no. Es encauzar mis sentimientos alienados con la razón y la voluntad, que para algo somos personas y no animales. Sólo es libre quien ama, sólo puede amar el que tiene el corazón libre de ataduras.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Teresa dice:

    Gracias Rosa por hacer tanto bien y ayudarnos tanto 😊

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    1. Gracias a ti por decírmelo. Así sigooooooo

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