
Edmund Burke: «Lo único que necesita el mal para triunfar en el mundo es que los buenos no hagan nada».
Efectivamente. Pensadlo bien. El contenido que hay detrás de esta frase. ¿Qué haces para cambiar lo que no te gusta del mundo? Cambia tú. Si cada uno cambia, influirá en su entorno, será luz en su entorno y poco a poco cambiaremos o mejoraremos «entornos».
Hace tiempo que cambiamos la paz, la falsa paz, por la exigencia. Empezamos en la familia…no exigir a los hijos porque supone esfuerzo, rectitud, temple, serenidad y paciencia. Ufff mejor no. «Tengamos la fiesta en paz.» Y así vamos.
Y precisamente por DESCAFEINAR la exigencia en las familias y las escuelas nos encontramos en un momento mediocre. Y como decía Chesterton: «La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.»
Esto es lo peor que nos puede pasar. Estar delante de la grandeza y no verla: la grandeza de la vida, de la familia, del respeto, de la libertad, del amor. Y confundirlo con migajas de falsedad. Reducirlo a cosas simples y absurdas. Pensar que sin esfuerzo se consiguen las cosas. Que la vida es importante mientras me sirva. Que el amor es sexo y utilización. Que la amistad es interesada. Que el respeto supone «pasar» del otro y hacer cada uno lo que quiere. Desvincular la libertad del bien. Matar las conciencias. Así tendrás una vida peor que mediocre.
Sal de ti mismo. Esfuérzate y ama de verdad. Piensa en el bien de los demás. Acércate a la grandeza. Distinguela de la mediocridad y lucha por alcanzarla.
Muere luchando. Mejor que morir en el barro de la mediocridad, sin haber reconocido la grandeza a la que estabas llamado.