
Hoy se normaliza cualquier situación o circunstancia. No importa si está basada en la verdad o en el bien. Lo importante es lo que te hace sentir a gusto. Fijaros: lo que me hace sentir «bien» lo catalogo como bueno y lo normalizo como tal. Es tan sutil y tan peligroso y nos lo estamos comiendo con patatas SIN DARNOS NI CUENTA. Personas inteligentes, con formación en valores y en espíritu crítico, también se tragan el embolao. Eso ya me preocupa: es una deformación que disfrazada de «que tolerante» soy, pasa a la normalidad situaciones no normales, pero si comunes. Lo normal es lo adecuado a la naturaleza de cada cosa: la lavadora lava ropa, es lo normal. Está hecha para esto.
Parece un trabalenguas. Explico: hay datos, hechos, realidades que no se pueden cambiar. Nos vienen dadas. Oímos por el oído. Pero si «siento» que me gustaría oír por el ombligo y lo quiero cambiar e impongo mi «sensación» como nueva normalidad y acuso de intolerante al que me diga: oye tú, perdona te respeto pero oímos por el oído….así con este ejemplo ¿Cómo lo veis? Absurdo claro. Pues lo estamos haciendo con otros temas adornándolos de buenismo y modernidad. Y en realidad nos han engañado o nos hemos dejado manipular. Nunca una mentira se vende así porque se ve, pero adornada o envuelta para regalo puede ser hasta atractiva. Así nos las dan. Hay que estar al loro, o viviremos en la burbuja de la mentira convencidos (falsamente) de que estamos en la «verdad».