El egoísmo que pretende una felicidad individual hace esclavos.

El otro día leí «La libertad se ve asfixiada y debilitado cuando nos concentramos en la búsqueda sofocante y frenética de productividad y consumismo, como único criterio para medir y convalidar nuestras opciones o definir quiénes somos y cuánto valemos.» Muy acertado.

Entonces podemos caer en un mundo peligroso: la indiferencia. El «sálvese quien pueda» o «yo antes que el otro».

No caigamos en el querer vivir yo bien pero no querer mirar alrededor y ver lo que otros sufren. El saber prescindir de «algo que me cueste» por el otro, primero por orden, familia y amigos; pero en estos momentos, también «los demás», en un sentido genérico. No puedo «salir» y olvidarme del que sufre, del que está solo, del que se ha quedado sin trabajo, del que no tiene para llegar a fin de mes…¿Y si fuese yo? ¿Cómo vería al indiferente que pasará por mi lado casi dando ascos? Es duro, pero tristemente real.

Hemos hablado de la oportunidad que puede ser todo lo que hemos vivido y estamos viviendo. Pero si después de todo nos ponemos coraza de tortuga y a mi que no me den…sería una gran lástima. Indiferencia, egoísmo, esclavitud.

Si….si te vuelves indiferente acabarás esclavo de ti mismo y reza para que si un día estás en el lado del sufrimiento no te encuentres con un indiferente.