
Si eres capaz de darte cuenta de que has cometido un error, pequeño o grande, ya has dado un paso gigante contra la mediocridad y el vacío de la infelicidad.
Estamos hechos para el heroísmo, no para la mediocridad. Sacar lo mejor de nosotros mismos supone conocernos y potenciar nuestros puntos fuertes. Supone esfuerzo. Lucha. Cansancio. Pero sólo seremos felices si llegamos a la cima y podemos apreciar el maravilloso paisaje. El que se rinde a media subida se cansará menos, pero no podrá disfrutar de la plenitud de su alma al llegar arriba. Cuál es tu cima?
Visto así, con el ejemplo de la escalada, el mediocre se ve como el vagote, el simplón, el “poca cosa”… y sin embargo en la vida es el que abunda y no nos damos cuenta: no lo reconocemos y menos si somos nosotros mismos, claro. Y casi “fardamos” de ello como si quedarme a medio gas fuese lo correcto y entonces, despreciamos al que apunta más alto. Tenemos celos y criticamos porque no nos vemos capaces de hacer lo mismo y en lugar de verlo como un ejemplo a seguir, lo caricaturizo y me autojustifico. Qué agusto a medio camino!
Pues no, así asentados en la mediocridad NUNCA SEREMOS FELICES, aunque nos lo parezca. Es como estar encerrado en una pecera y creerte que eres libre.
Cuando no se avanza, se retrocede.