
El hombre occidental siente pánico ante la idea del dolor y la muerte. Cuando el placer deja de estar garantizado…para que seguir en este mundo? Hipócritas!!!
El mal y el bien se confunden. La mentira se exhibe con arrogancia. Ya no sabemos qué somos. Se crean nombres nuevos pero no se sabe qué definen, las palabras se vacían de contenido y tampoco dicen nada . Estamos agonizando y autodestruyéndonos. Todas las civilizaciones que han ignorado la dignidad de la persona han desaparecido. Estamos hundiéndonos y nos venden “felicidad embotellada”. Hipócritas!!
Estamos satisfechos con nuestra decadencia. El disfrute material nos lleva a nuestra agonía.
Y ahora, para solucionar un problema de gasto público, se nos ha ocurrido “matar” a gente mayor “ inútiles e improductivos (¿seguro que son inútiles?) o a los enfermos que creemos molestan. Todo ello en nombre de la «felicidad».
Sólo escribiendo me sulfuro de tanta hipocresía!!! ¿Quién dice quién ha de morir y cuándo? (Como dioses, recordad el blog anterior).
LA FELICIDAD VA POR OTROS LADOS: cada mañana un nuevo reto, un nuevo día para conocer, aceptar, comprender, perdonar, pedir perdón; para hacer algo por alguien, para ayudar, para asombrarme, para admirar…Hemos hablado tantas veces de lo pequeño, lo invisible, lo aparentemente inútil: sonrisas, caricias, detalles, miradas… Cuánto valor oculto!
La gran hipocresía: lo feo se ha convertido en bello y lo inmoral, en progreso.
Sólo las personas que tengan un sistema de valores serán inevitablemente felices de verdad pase lo que pase, porque saben que la felicidad no es lo que se vende de bienestar y falta de sufrimiento; saben que la felicidad está en el corazón de las personas. Otra dimensión!