VIVIR PARA VIVIR

Los ídolos han cambiado de nombre, pero están más presentes que nunca: el ídolo del dinero, del éxito, de la carrera, de la autorrealización, del placer, y todos aquellos ídolos que prometen la felicidad pero no la dan, al contrario, esclavizan, nos roban el amor. Los ídolos prometen la vida, pero en realidad la quitan.

Por eso nosotros no vivimos por vivir, vivimos con un sentido, el que cada uno le quiera poner a su vida, pero con miras quizá a un más allá.

Vivir simplemente para morir debe generar un vacío tan angustioso que te acoges a lo que sea para » llenarte» aunque cada vez esos ídolos te generen más vacío y la búsqueda sea más ansiosa.

Vivir PARA vivir, no POR vivir, da otra dimensión, pero, pese a tener un horizonte, también caemos en esos ídolos que, como las sirenas de la odisea, que engañaron a Ulises, nos engañan a nosotros. Hemos de estar alerta para no dejarnos engañar. «!Qué son 20 años frente a la eternidad!» le decía Santo Tomás Moro a su esposa cuando ésta le pedía que le diera el ok a Enrique VIII para evitar la condena a muerte.

Hay gente que nos da testimonio de por lo que vale la pena vivir y morir, para vivir. No es un juego de palabras. A buen entendedor….

Y no sólo es en las grandes cosas, es en los ídolos sutiles del día día donde perdemos el norte de nuestra vida. Ahí en lo pequeño también hay engaño: ya lo haré otro día, que más da acabar así el trabajo, nadie me ve, que importa está mentira, esta mirada….

Cuidado! Alerta! Lucha constante. La paz se consigue…..luchando.