Hoy parece que sólo se puede ser feliz si eres joven, dinámico, con bienestar social y material. Si sabes estar a la última, salir y salir, disfrutar al máximo, el «carpe diem». Vivir en una buena zona de confort sin que te agobien, sin problemas, siendo tú el centro de tu mundo. ¡Ohhh qué miras más pobres!
El joven parece el «rey del mundo» y desprecia todo lo que no le deja vivir a tope o a sus anchas. Quizá nosotros estemos pensando…»yo no vivo asi», pero si, muchas veces si! Incluso sin darnos cuenta.
Los que leáis esto y seáis jóvenes pensadlo bien….reflexionar sobre vuestros TOP 5!
Si sois más mayores pensad que importancia dais a querer ser «como antes» o bien no queréis renunciar a nada. Que importancia doy a mi cuerpo, a mi salud, a mi tiempo de ocio, a mis amigos ( ¿sólo a los guays y divertidos? ), a mi trabajo… ¿dónde pones tu corazón?
A veces estamos convencidos de algo y luego nos miramos al espejo (si somos capaces de enfrentarnos a nosotros mismos) y no nos reconocemos. Pensamos de nosotros una cosa y somos otra. Por eso insisto….y perdonadme.
La juventud tiene su momento físico pero la llamada «juventud de espíritu» es maravillosa. Gente de más edad con ánimo, ímpetu, ganas de cambiar el mundo, ganas de aprender, ganas de reinventarse según sus circunstancias.
Y otros de físico joven pero aburridos, sin metas, sin ganas, pero con mucha carcajada barata.
Aceptar nuestro momento de edad, sacar lo mejor y COMPARTIRLO.
Lo mejor no está en ser joven sino en saber ser una persona plena en cada etapa de nuestra vida y no perder la ilusión ni la capacidad de amar.