Nuestro corazón está hecho para amar en plenitud, para llenarlo!!! Está preparado para altos vuelos, para alcanzar grandes profundidades.
Entonces, si lo llenamos de mediocridad o de frivolidad, como no alcanza plenitud, está insatisfecho y nos genera malestar y frustración.
Si el corazón está para amar y no amamos o amamos con medida, va a medias….sin funcionar a tope. El corazón se resiente porque anhela esa plenitud para la que ha sido creado. No se conforma con medias tintas. Nos reclama la libertad de amar. Y entonces para que calle lo hacemos esclavo de «falsos amores»(amores sin compromiso, amores egoístas, amores de placer, amores materiales).
A razón de lo dicho, me viene a la memoria lo que decía el neurólogo austriaco Viktor Frankl, de la que soy fan: que la base de una buena salud mental es tener propósitos en la vida. Decía que no deberíamos aspirar a vivir en un «estado sin tensiones», libres de retos, sino más bien deberíamos tener objetivos en la vida que llenarán nuestros anhelos más profundos. Podemos encontrarlos cuando en vez de centrarnos en nosotros mismos desplazamos nuestra atención hacia otra cosa. Así que busca un objetivo que merezca la pena e intenta progresar de forma regular, ya sea un poco cada día, puesto que se trata de algo que puede tener un impacto positivo.
Otra forma de llenar el corazón y cubrir sus anhelos es preocuparse por otra persona. Cuando dejamos de centrarnos en nosotros mismos y empezamos a preocuparnos por las necesidades y los deseos de otra persona empezamos a sentir que nuestras vidas importan.
Llena tu vida de profundidad, la mediocridad ya tiene muchos seguidores.