
Hoy es una realidad decir que hay mucha oscuridad y sufrimiento a nuestro alrededor. Como no queremos ser pesimistas, demos un paso al frente. Hemos de ser luz para ser capaces de dar un sentido al dolor.
La soledad es uno de los peores sufrimientos. Ante el miedo muchas familias se ven muy poco. Los abuelos se han quedado apartados. A los tuyos no los dejes.
Están saliendo muchos planes solidarios y de voluntariado de diferente índole. Hay mucho trabajo. Se necesitan brazos. ¿Has pensado colaborar de alguna manera? ¿Has pensado liderar a un grupo de amigos para ayudar, p.e. repartiendo comida? ¿Has pensado dejar de comprarte algo y esa cantidad donarla?
Así llevaremos luz. Diciendo: me importas, aunque no te conozca. Tú hoy estás ahí pero podría ser yo.
Muy bonito lo que dices, pero el que necesito luz soy yo. No se ver nada en este momento. Solo veo túnel.
Tienes razón. Todos necesitamos luz para luego poder darla. ¿La buscas? Te digo con la mano en el corazón que los que somos cristianos tenemos una suerte al poder dar sentido a nuestra vida. Esto no significa que sea fácil. Cuesta y MUCHOOOOO. Busca a tu alrededor ese amigo, esa amiga, ese familiar que quizá apoyado en su fe y en una esperanza profunda (que tú no tienes) te pueda dar ese apoyo que necesitas, aunque los dos camineis con bastón. Es más llevadero caminar con un brazo amigo.
No vale la frase «todo va a ir bien» cuando no pasa nada de lo que tú crees que es bueno. Todo parece que se hunde. Tienes razón. No te la quito. Pero como decíamos el domingo pasado…se vive mejor alegre (con esfuerzo) que cabreado y hundido.
Levántate de nuevo y busca a quién te ayude si tú no puedes. Si crees que puedes, busca a quién puedes acompañar. Solos no. Juntos. Por lo menos arrancaremos sonrisas en el túnel.
A tu lado hay gente que necesita una cara sonriente. Sonrisas desde el corazón. Sonrisas de verdad porque son fruto de la superación del dolor no de la frivolidad.