Nos convencemos a nosotros mismos de que se necesita mucho menos esfuerzo para vivir vidas de falsedad, que reunir la energía necesaria para vivir la vida que me ha tocado vivir, con sus pros y contras.
¿Vida real o vida virtual? Quiero ser feliz en mi vida real, no en una vida de mentira virtual. Para pasar de la mentira a la honestidad se necesita valor, mucho valor. Decir la verdad supone un riesgo, así que no decimos la verdad. Nos quedamos en silencio. Nos mordemos la lengua; esperamos el momento adecuado, el cual, por cierto, nunca llega. Permanecemos en nuestras ilusiones, en los mundos inventados que hemos creado que están cuidadosa y estratégicamente alejados de la verdad que, sin embargo, queremos vivir desesperadamente.
La caída después es tremenda. La ruptura interior también. Es muy difícil mantener dos vidas porque sólo tenemos un cerebro para pensar y decidir, y un corazón para amar. Cuando aterrizamos en la realidad el nivel de frustración puede ser grande, pero se puede salir, si se quiere.
Peor quizá el que vive dos vidas sin darse cuenta, creyendo que sólo tiene una, porque se ha adaptado a la mentira creyendo que vive en verdad.
Estemos atentos a no caer en ese juego que puede ser «falsa felicidad» para hoy y gran frustración para el mañana.
SÓLO QUIERO VIVIR UNA VIDA HONRADA Y DE UNA PIEZA. TRASPARENTE. SIN DOBLEZ.
Vivir en verdad vale la pena cueste lo que cueste!!!!