Un día hablamos de las «benditas contrariedades» de la vida ordinaria, pero hay otros momentos en que la vida se ROMPE: muertes, enfermedades graves, separaciones, desastres económicos, rupturas familiares….dolor,dolor, dolor. Y te preguntas ¿Por qué? Con un grito agudo.
Imposible ser feliz. Seré ya un desgraciado/a.
Pues fíjate no. Hay luz al final del túnel. Se llega con dolor, pero se llega. Se puede ser feliz con cicatrices, aunque la vida de un giro total y creas que estás viviendo otra vida. Efectivamente es otra vida y en esa «otra realidad» puedes y debes ser feliz, y no sólo por ti, sino por los demás, por los que te rodean y dependen de ti. Te miran; y depende de si sonríes o lloras, harán lo mismo.
A veces hay que «tragar» el dolor. No mejor, digerirlo y aceptarlo de por vida para encajarlo y ser feliz en ese «nuevo mundo».
¿Os acordáis de la película «ORIGEN»?: aceptar ser feliz en cada plano de la vida, en cada dimensión, que se nos presenta como una nueva oportunidad de vivir.
Se que es duro y nada fácil, pero no imposible.
Hay algunos que creemos que nuestro Creador está por encima de todo esto y que todo es para nuestro bien. Si lo creemos pongámoslo en práctica.
Y si no somos capaces quizá no lo creemos.
Y aunque lo creamos duele y necesita su tiempo.
Pero si lector…muchas veces se nos rompen los planes de cuajo….es quizá el momento de mirar al cielo y preguntar PARA QUÉ en lugar de POR QUÉ.
Aunque no lo entendamos sigamos caminando….la luz está al final del túnel. Si no caminas no llegas!